miércoles, 9 de abril de 2008

jueves, 3 de abril de 2008

miércoles, 2 de abril de 2008

Sin cadenas sobres los pies

Sin ningún tipo de intención un libro cayó en mis manos. “Vivir a oscuras” me sonó en principio, más a una novela dramática que una tesis de periodismo. Inmediatamente posé mis ojos en el subtítulo: “Escenas cotidianas durante la dictadura” y fue ahí cuando comencé a leer realmente. Como cualquier lector/a hice mis anticipaciones a cerca de lo que estaba por transitar desde la información que disponía: historias de personas comprometidas políticamente en el Golpe genocida, nombre ya conocidos, análisis sociológicos, etc.


Pero sorprendentemente me encontré con lo que el título decía, ni más ni menos que fragmentos de vidas de argentinos antes durante y después del ´76. Como si una cámara hubiera filmado simultáneamente a estos personajes, tan diversos entre sí, tanto geográfica, económica como políticamente. Una gran lupa a lo que fue la cotidianeidad de la sociedad argentina atravesando cada período de la historia.






Desde los estudiantes del Instituto Integral de Munro quienes se llevaron la bandera del mástil del colegio para la vuelta de Perón porque no tenían una propia y creían que “la bandera de nuestra escuela se va ver honrada yendo a esperar a quien nosotros entendemos como nuestro líder”, hasta una mujer que cansada de un colegio que la oprimía religiosamente, una adolescencia obtusa sin horizontes y una facultad cercada por militares, vence sus miedos socialmente instalados y comienza a organizar nuevamente el Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras.



Vidas separadas, historias individuales que leídas en paralelo pintan una sociedad fragmentada y asustada pero siempre con el contrapunto de aquella resistencia que a voces o en silencio resistía y más que eso, seguía dando batalla. No eran grandes héroes ni mártires, no tenían apellidos que trascendieran ni teorías revolucionarias que se implementaran de base para futuras generaciones. No nacieron pensando que la realidad que se les presentaba no era natural sino producto de la cultura hegemónica, sino que a través de diferentes experiencias, referentes y prácticas fueron aprendiendo a leer entre líneas lo que antes les parecía muy claro.



Fueron procesos, complejos, contradictorios pero continuos y reveladores. La transformación personal fue complementaria a la social construyendo mujeres y hombres con convicciones, reflejo del deseo contenido de millones. La potencia de la palabra pero entendiendo que ésta sin la acción cotidiana quedaba trunca. “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de trasformarlo” [1], lo creyeron y lo llevaron adelante para que dejara de ser una frase.


Así como sus transformaciones se fueron dando enmarcadas y atravesadas por las coyunturas de cada momento histórico, esos cambios que se fueron produciendo en el conjunto fue lo que modificó el panorama tanto económico, político como cultural.

Estas ideas no murieron nunca. Aún cuando las rondas de debate y de intercambio se percibían como charlas en silencio, las cosas se seguían diciendo de otras maneras, por otros medios. Del mismo modo, las prácticas represivas tampoco se detuvieron nunca.



Los procesos continúan tanto de un lado como del otro, porque el sistema sigue oprimiendo, porque las relaciones sociales siguen siendo las mismas. Sería una gran mentira pensar que los titulares que aparecen en los diarios, o las grandes noticias que nos atacan por los medios masivos de comunicaciones son hechos aislados como nos pretenden mostrar. Sería irracional asumir que vivimos en una verdadera democracia y que la dictadura terminó en el ´83. Por que de ser así cuantas preguntas quedarían sin respuestas: ¿Por qué se mata a un maestro que no sólo exige por un salario que le corresponde sino por una transformación tanto educativa como social? ¿Por qué se asesina a militantes piqueteros cuando reclaman por una fuente de trabajo? ¿Por qué desaparece un testigo clave en un juicio a un represor si supuestamente este gobierno es el defensor primordial de los derechos humanos? ¿Por qué hay un ranking de pobreza por el cual sólo un 1.5% de los estudiantes puede acceder a una beca para tener educación gratuita si con la democracia “ se educa”[1] ? ¿ Por qué sabiendo que hay un plan sistemático para privatizar nuestras vidas, tal cual se hizo en la dictadura y reproduciendo el modelo menemista pero con un mejor maquillaje, los gobiernos se jactan de estar en la vereda de enfrente “combatiendo al capital”?

Siempre se dice que “el que tiene una certeza sólo sabe equivocarse”, que las preguntas son mejores que las respuestas. Pues en este caso las respuestas están a la luz, son secretos a voces, son cuestionamientos que debemos hacernos todos los días, porque justamente son los que se hicieron esas personas que fueron construyendo su participación en el cotidiano y se dieron cuenta que cuando uno ve más allá de su propia nariz, la realidad ya es inocultable...


1)Marx, Karl, “Tesis sobre Feuerbach”, Bruselas, 1845
2) Alusión a la frase de R. Alfonsín, ex presidente de la Argentina (1983-89) :“Con la democracia se come, se vive y se educa”.