lunes, 24 de mayo de 2010

200 años de qué?

Libres o muertos, jamás esclavos. Esas fueron las palabras que pronunció San Martín como consigan original del Ejército de los Andes.
Hoy, doscientos años después de la Revolución de Mayo, pienso en esa frase y me pregunto después de tanto tiempo si hemos llegado a esta meta, si fue la lucha por esa libertad la que costó tanto sudor, sangre y desafíos.
La historia que nos contaron, que nos cuentan, esa que llamamos “la historia oficial” narra como un día lluvioso de Mayo varios hombres de Buenos Aires se reunieron en el Cabildo para declarar el primer gobierno patrio. Y fue desde ahí como se comenzó a construir una idea de nación, de país muchas veces contradictoria. ¿Qué significa contradictoria? Que genera ideas y hechos que a veces resultan muy buenos y otras veces, lamentables, al mismo tiempo. Con lo cual esa libertad ha quedado coartada en varias ocasiones.
Bajo el paño de la bandera, nos declaramos como una nación independiente en 1816, pero muy poco tiempo después, en 1878 de la mano del Gral. Roca y Bartolomé Mitre, se exterminaron a muchos de los pueblos originarios preexistentes en el territorio y a muchos otros se les quitaron sus tierras, con el único objetivo de repartirlas entre los habitantes que más riquezas y dinero tenían. Sin embargo estos pueblos desplazados presentaron y siguen presentando batalla por hacer reconocer sus derechos y reivindicar su cultura e identidad.
En nombre de Argentina y de toda Latinoamérica unida, San Martín emprendió una heroica lucha por liberar a los pueblos del sur del continente, con exitosos resultados y persiguiendo junto a Bolívar y Artigas el sueño de un territorio para todos. Pero fue así también, que en nombre de Argentina, en la guerra de la triple alianza, se mandó al frente de batalla a casi toda la población masculina descendientes de africanos, razón por la cual hoy hay pocos habitantes de esta etnia en Argentina.
Con la camiseta de Maradona en el 86 ganamos un mundial, con la famosa mano de Dios y digamos la verdad, contentos con la revancha contra los ingleses por el conflicto de Malvinas. Pero ocho años antes, en el Mundial 78, el cual también ganamos, mientras la gente se divertía viendo los partidos de fútbol, los mismos militares que organizaban dicho evento, asesinaban y desaparecían a 30.000 compatriotas. Desde el profundo dolor, surgieron las madres y las abuelas fuertes, luchadoras incansables, sin miedo a nada y con una luz de esperanza para un pueblo entero.
No mucho tiempo después, mientras durante el gobierno de Menem podíamos viajar por el mundo y comprar los mejores productos y regodearnos orgullosos de decir: Soy Argentino, en el trasfondo se acrecentaba la brecha entre ricos y pobres de maneras nunca antes vistas y comenzaba una crisis que desembocaría en el 19 y 20 de diciembre de 2001, con muchísima desocupación, hambre y problemas sociales. También allí hubo miles de personas, intelectuales, estudiantes, trabajadores, desocupados que se comenzaron a organizar y a pensar cómo afrontar la crisis de manera conjunta, para salir a adelante una vez más y caminar hacia un horizonte mejor.
No pretendo aburrir con tantas cronologías pero es importante poder ver que todo lo que pasa y se construye en un país es responsabilidad de todos los que lo conformamos. En nombre de una nación se puede caminar hacia el interés de unos pocos o trabajar para que de manera colectiva tengamos un país más justo, igualitario, donde se reconozcan a todos los que vivimos en un mismo territorio y se deje de lado la desconfianza y el egoísmo para dar lugar a la solidaridad, al compañerismo y a la construcción colectiva. Ustedes, chicos/as, nosotros/as maestros/as, todos/as fuimos pasado, somos presente y futuro de este lugar donde vivimos. Es nuestro desafío que estos doscientos años de historia haya valido la pena, para mirar atrás, aprender del pasado, poder ser críticos con nosotros mismos y pensar juntos cómo transformar esta realidad que tenemos en una que queremos.
Y como dijo un famoso argentino de barba y boina: “ Si fuéramos capaces de unirnos, que grande sería el futuro y que cercano”. Lo imposible solo tarda un poco más…